08/04/2014

PARA QUE EL SECTOR FARMACÉUTICO AVANCE ES IMPRESCINDIBLE IMPLEMENTAR UN MODELO DE INNOVACIÓN ABIERTA

El modelo clásico de investigación debe transformarse en auténticos ecosistemas que favorezcan la innovación en la I+D.

Las redes de excelencia y las colaboraciones público – privadas son esenciales para ser más eficientes en investigación y potenciar la competitividad del sector.

La Administración debe impulsar y facilitar la relación entre el ámbito académico y empresarial, con marcos estables, modernos y comprometidos con la I+D.

La actual coyuntura económica y la complejidad de la investigación hace imprescindible adoptar un nuevo modelo de innovación que permita ser más eficientes, racionalizar los recursos y potenciar la competitividad del sector. En su discurso de ingreso como académico numerario de la Real Academia de Farmacia de Cataluña, Antoni Esteve, de ESTEVE, ha destacado la necesidad de implementar un modelo de innovación abierta que facilite el intercambio de conocimiento, las colaboraciones público-privadas y las redes de excelencia.

La actual complejidad de la investigación farmacéutica plantea grandes retos políticos, económicos y reguladores. Además, "la obsesión por lanzar blockbusters, la tendencia de que las empresas estén dirigidas por profesionales alejados de la ciencia o la complejidad de disciplinas en el desarrollo de un nuevo medicamento han contribuido a complicar aún más, la I+D".
Ante este panorama, "es preciso adoptar nuevas estrategias alternativas de innovación, con las particularidades propias del sector y ligadas a las necesidades no cubiertas del pacientes y consumidor final. Se trata de innovar en la innovación, una filosofía que deberían tener las empresas de I+D", ha afirmado Antoni Esteve, "algo que requieren la investigación, el desarrollo y la competitividad del sector".

El quid de la cuestión está en romper con el modelo clásico de investigación y crear un entorno favorable para la I+D, es decir, auténticos ecosistemas de innovación que permitan cumplir una necesidad imprescindible: implementar la innovación abierta, un nuevo modelo que pasa por ir más allá de los recursos y conocimiento internos, por buscar colaboraciones con agentes externos que permitan generar valor en nuevos proyectos estratégicos de I+D y ser más eficientes y competitivos.

"Compartir el conocimiento de todos los actores interesados en las distintas etapas de la innovación es esencial para avanzar, desde las instituciones académicas, los hospitales y los centros públicos de investigación hasta las empresas farmacéuticas, pasando por las entidades reguladoras, la administración pública, el ámbito asistencial y las asociaciones de pacientes, es esencial para avanzar", según Antoni Esteve, "y este espíritu de partenariado debe mantenerse a lo largo de toda la cadena de valor".

La implementación del modelo de innovación abierta requiere una sensibilidad social hacia la innovación, capacidad de generar y atraer talento, potenciación de las redes de conocimiento entre todos los actores, fluidez entre las distintas disciplinas científicas, partenariados públicos y privados innovadores, vías alternativas de financiación y trabajo en red en clústers o núcleos de desarrollo de conocimiento.

La Administración debe jugar un papel impulsor y facilitador de la relación fluida entre los ámbitos académico, asistencial e industrial, articulando marcos estables, previsibles, modernos y comprometidos con la inversión en I+D. "Las políticas públicas de apoyo a la I+D y su transferencia son esenciales para la competitividad del país".


Redes de excelencia y colaboraciones público-privadas

Un elemento decisivo para la implementación de la innovación abierta en la industria es la creación de redes de excelencia que engloben a los mejores científicos de cada disciplina, ya que "ninguna farmacéutica, ni la más grande, puede asumir el reto de tener en plantilla a los mejores científicos de todas las especialidades". Añade que "las redes de innovación pueden constituir el mejor mecanismo para favorecer la sostenibilidad de los proyectos de I+D y el éxito económico del sector, repercutiendo en la obtención de terapias innovadoras y en el desarrollo económico y social del país"

Tradicionalmente, las colaboraciones de las farmacéuticas y las biotecnológicas entre sí han sido constantes, pero en los últimos años han aumentado las cooperaciones entre farmacéuticas e instituciones académicas. La razón es que las relaciones entre la universidad y la empresa constituyen –entre todas aquellas que se establecen entre los diferentes actores del sector- un aspecto relevante en la eficacia de todo el proceso innovador gracias al intercambio de conocimiento. "Una de las consecuencias de la colaboración público – privada es un aumento de las competencias de la investigación pública, que ve incrementados sus ratios de eficiencia y su conocimiento".

Según Antoni Esteve, "el objetivo es incorporar el máximo talento a los proyectos empresariales y tener acceso a las grandes instalaciones y a las nuevas tecnologías que una empresa en solitario, con independencia de su volumen, no podría permitirse". Esto conlleva un papel activo de las universidades, orientadas hacia la emprendeduría, con una investigación más dirigida a la demanda del sector productivo, y con una capacidad para crear compañías dentro de la universidad.


El modelo de innovación abierta en ESTEVE

En el ámbito de las colaboraciones con universidades y centros públicos de investigación, ESTEVE ha profundizado en dos modelos innovadores donde las sinergias entre la investigación académica y el desarrollo industrial son claves.

El primer modelo son las unidades mixtas, donde el personal investigador del centro académico realiza tareas de I+D en proyectos de la empresa, de modo que las posibilidades de transformar el conocimiento en un producto final son mayores que actuando en solitario o por separado. Ejemplos de ello son la Unidad mixta ESTEVE-ICIQ (con el Institut Català d'Investigació Química de Tarragona) y la Unidad Mixta ESTEVE-USC (con la Universidad de Santiago de Compostela).

El segundo modelo son los partenariados público – privados, "donde intentamos identificar avances en el ámbito académico que puedan convertirse en un medicamento, especialmente en áreas de gran potencial, como las vacunas y las terapias avanzadas", ha explicado Antoni Esteve. Consiste en incorporar a una buena idea la excelencia científica del grupo académico "y el know how de ESTEVE en propiedad industrial, desarrollo preclínico, desarrollo de una formulación y fabricación de muestras para ensayos clínicos, asesoría científica con autoridades reguladoras, negociación de licencias, producción y comercialización".

En este último caso, ESTEVE lleva a cabo dos proyectos muy ambiciosos, de alto valor científico, terapéutico y social. Por una parte, el consorcio HIVACAT para desarrollar una vacuna efectiva contra el SIDA, en el que trabajan más de 60 investigadores del Hospital Clínic de Barcelona y el Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, la Fundación 'La Caixa' y los Departamentos de Salud e Innovación y universidad y Empresa de la Generalitat de Catalunya. Y, por otra parte, el proyecto con el Centro de Biotecnología Animal y Terapia Génica (CBATEG) de la Universidad Autónoma de Barcelona para desarrollar una terapia génica para el tratamiento del Síndrome de Sanfilippo tipo A, una enfermedad rara de efectos devastadores en niños.


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